El
6 de octubre de 1936 se celebra en Bujaraloz (Zaragoza, Aragón, España), sede
del Cuartel General de la «Columna Durruti», el Pleno Extraordinario de
Sindicatos y Columnas del Comité Regional de Aragón, Rioja y Navarra de la
Confederación Nacional del Trabajo (CNT). Asistieron 174 representantes de
los sindicatos cenetistas de 139 pueblos aragoneses, del Comité Nacional de la
CNT y de diferentes columnas confederales («Columna Durruti", "Roja y
Negra", "Los Aguiluchos", "Columna Carod-Ferrer», etc.),
además de numerosos militantes de la CNT de Cataluña. Estaban presentes
los máximos representantes de las columnas, como Buenaventura Durruti, Gregorio
Jover, Antonio Ortiz Cristóbal Aldabaldetrecu, Julián Merino,
etc. La convocatoria de esta importante reunión corrió a cargo de
Francisco Carreño, Pablo Ruiz y Julián Merino, y el Pleno debía debatir la
posición a adoptar sobre una hipotética colaboración con los órganos de
gobierno republicanos o sobre la necesidad de crear, en el margen de los
gobiernos republicanos, Consejos Regionales de Defensa vinculados de manera
federada a un Consejo Nacional de Defensa que ejercería de gobierno central y
así poder sustentar de manera segura las conquistas revolucionarias. Todos
los representantes admitieron la necesidad de crear un Consejo Regional de
Defensa de Aragón (CRDA), pero las diferencias se manifestaron sobre su
carácter y la amplitud de sus competencias. Mientras los sindicatos de los
pueblos veían necesario la creación de un poder civil que garantizara a los
aragoneses la gestión de la retaguardia y la dirección de la guerra frente a
las intromisiones de las milicias acantonadas en las comarcas, es decir, un
nuevo órgano que tuviera competencias absolutas en todos los ámbitos-justicia,
obras públicas, industria, agricultura, propaganda, transportes, orden público,
sanidad, educación, economía y guerra-(«Mando Único"), los representantes
de las columnas, por el contrario, se mostraron disconformes con que el CRDA
tuviera poder de decisión en cuestiones bélicas. Curiosamente destacados
militantes, como Máximo Franco o Buenaventura Durruti, se mostraron partidarios
de que fuera el CRDA lo llevara la coordinación militar. La posición
defendida por las columnas, a pesar fuese minoritaria, se impuso y el nuevo
órgano nació sin un departamento dedicado a la guerra, dependiendo en esta
materia, como hasta entonces, del Departamento de Guerra de la Generalitat de
Cataluña. Se tomaron además otras dos decisiones complementarias: en el
Departamento de Guerra de la Generalitat debería haber dos representantes del
CRDA y se creó también un Comité de Guerra de las fuerzas militares en el frente
de Aragón, que asumía la responsabilidad del movimiento de las
columnas. La composición y funcionamiento del CRDA se decidieron en una
reunión del Comité Regional de la CNT en Alcañiz. Se fijó provisionalmente
su sede en Fraga y se acordó la creación de siete departamentos (Agricultura,
Economía y Abastecimientos, Información y Propaganda; Instrucción Pública;
Justicia y Orden Público; Trabajo; y Transportes y Comercio), que asignaron en
su totalidad a militantes de la CNT, a la espera de la incorporación de dos
representantes de la Unión General de Trabajadores (UGT) y de un representante
de los partidos republicanos, tal como se había acordado en el Pleno de
Bujaraloz. La presidencia del CRDA recayó sobre el destacado militante
anarcosindicalista Joaquín Ascaso Budría.
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